¿Qué pasa chavales? Aquí estamos de nuevo. Perdón por la tardanza pero es que tenía cosas que no hacer ;-)
Ángel me ha pedido que escriba, así que dadle las gracias, porque si no fuera por él probablemente esto no existiría. Sé que muchos me habéis pedido lo mismo, pero no importa quién ni cómo sino cuándo, y eso sólo podía ser hoy. Por mi parte, yo le he pedido que me escriba comentarios. Aplicaros el cuento tod@s los que leéis impunemente desde vuestro indescifrable anonimato. La culpa de todo es que estoy en un buen momento, y por eso me cuesta tanto escribir. Empiezo a sentirme a gusto con la gente de aquí, y el curro empiezo a dominarlo, no como hasta ahora que era precisamente al revés (el dominado era yo). Pero no te preocupes pequeña que no te olvido, es imposible.
Bien, voy a tratar de redecorar el blog escribiendo de alante a adetrás. Así que nada, empezamos....
HOY: día de resaca. Pero de RESACÓN GORDO. No sé, quizá el Ángel tiene razón y no estoy comiendo bien, esa puede ser la causa. Pero no hay mal que por bien no venga, gracias a la borrachera de ayer y a mi espectacular aguante ante la voracidad cervecil de cuatro belgas pata negra, esta mañana, junto al inabarcable dolor de cabeza sentía la total certeza de encontrarme a gusto al fín. Es extraño pero cosas tan simples como un apretón de manos, una mirada mientras se brinda, tirar la cerveza y que no pase nada, disipan viejas dudas y confirman nuevas amistades, de sopetón. Son sólo situaciones puntuales esquivas, que es imposible encontrar si lo intentas.
Antes de salir estaba metido en su cuarto buscando fotos por Internet mientras ella se preparaba. No pasa nada, ya soy uno más. Y mientras preguntándome que qué se ponía hoy. Camisetas y cinturones volaban alrededor de un pantalón verde que definitivamente le quedaba bien, pero no parecía un pantalón para salir de marcha. El Recyclart esperaba la llegada de las masas hambrientas de fiestas donde desahogarse de una vida insatisfecha llena de deseos por cumplir y promesas por hacer. La música disiparía todas las dudas. En unas horas estaría dentro, y la ropa era la clave. Dice cómo te sientes. Era un momento importante. Y yo estaba allí. La intimidad sólo existe para los conocidos y un biombo a medio cerrar separaba lo que podía haber sido la definitiva ruptura del sencillo ambiente. El aire fluía, descansaba sobre los objetos en la estantería, en el suelo o tirados encima de la cama. Y, juguetón, corría de un lado a otro de la habitación. Ya hacía casi un mes que no me preguntaban eso [Muac! preciosa!]. Y la verdad que traté de ser objetivo, pero no se me da muy bien decidir sobre ropa, siempre acabo poniéndome lo mismo [prueba de ello es que antes de salir fui a cambiarme para ponerme el jodido jersey negro de siempre]. Se decidió, y sorprendentemente tuvo en cuenta lo que yo le dije. La puerta se abre y salgo a cambiarme. Cojonudo, sin secretos ni pasiones, al fin algo que fotografiar, y una chica de 20 años espléndida, radiante, en busca de fiesta me acompaña en el autobús. Kasha, como no.
Llego a casa de Bea y gilipollas de mí me olvido la pasta en casa me tiene que dejar pasta Bea que se ha ido hoy de viaje se lo devolveré cuando vuelva, no me gusta andar debiendo dinero. Bea es encantadora. Tiene un problema en la cara y no puede mover el lado izquierdo, ello le hace tener serios problemas con los hombres. Pero es muy fuerte, por eso tiene problemas. Se vino a Bruselas en busca de lo de todo el mundo, aprender idiomas y conseguir meter la cabeza en lo que la gusta. Sin embargo, no ha conseguido ganar un duro y de vuelta no sabe si se va a quedar o no. Es igual, lo importante es haber tenido los cojones de escapar de la carcel, no importa si lo consigues o no. De nuevo un alma errante en busca de una identidad voluble pero firme que llene todo ese corazón que le abrasa por dentro. Difícil. Y la putada es que si no lo buscas lo encuentras, pero ella está desesperada. Normal. Y encima tiene buen cuerpo. Quizá un carácter demasiado extrovertido y vivaz pueda ser considerado como un ataque a la intimidad, y ello le dificulte el encontrar lo que busca. Pobre, y ella sabe que vale mucho. Yo también lo sé, y le estaré eternamente agradecido de que fuera la primera en llamarme cuando llegué a Bruselas. Gracias Bea, sé que lo vas a acabar encontrando.
TIVO: "It's a bar that's only old people inside. We're going there because it's the only pub that's open till six AM"
YO:"jeje, so why are we going there at twelve?"
(risas)
Joder, cómo beben los putos belgas de mierda. Es algo increíble, yo no sabía que la cerveza podía volar de esa manera. Otra persona importante: Tivo. Es un tío bastante alto, delgado pero con una cara grande y bonita. Tiene 25 años y su novia 22, casi como yo y Andrea. Él me hace sentir cómodo dentro del grupo de los belgas. Son todos colegas de Bea. Tiene esa mirada de quien parece saberlo todo sólo porque realmente no le importa un carajo. Tranquilo, sin falsas promesas de mundos mejores, con ilusiones que podrían desbordarle, pero prefiere mantenerlas a raya. Al menos por ahora. Se nota que todavía están estudiando, los hijos de puta no hacen nada durante todo el puto día. Tienen la cabeza bien puesta: les han enseñado a ser currantes y están vagueando continuamente. Tivo te mira a los ojos desde detrás de su largo flequillo y te trata de tú. Se ríe de tí porque los españoles son todos como Ricky Martin, es realmente un personaje el cabrón. Te mira y te trata de tú. Los ojos no te atraviesan, sólo ven lo que hay delante. La boca sí te conoce y juega contigo, y te lleva a donde quiere; por eso yo le sigo el juego y me dejo llevar. Se descojona el cabrón.
JUEVES PASADO: "one party on friday and two on saturday. Now I'm going to drink something with spanish friends. Are y coming?" Se lo enseño a Bea ipsofacto. Me dice que qué puta coña que tengo que pa dos personas que conozco las dos me invitan a fiestas. Tiene razón, como siempre. Pietro me cuenta sobre sus viajes y sus fotos, me invita a tomar un té junto a sus colegas del parlamento en su exposición. Sólo cinco fotos porque el marco es muy caro. La impresión no le ha costado nada, la hizo en el Parlamento. Tiene unas gafas muy características, una sonrisa muy agradable y la verdad que es sincero cuando habla contigo y te cuenta sus cosas y te pregunta qué te parecen las fotos. No sé porqué parece interesado en que yo las vea. Le digo que me gustan. Situación extrañamente agradable pero a la vez cargada de intrigantes e incomprensibles "¿qué hago yo aquí?", tomamos un té casero y algunos se atiborran a pastitas, total son gratis. Luego después de haberme bebido un par de cervezas le digo que lo siento, que se lo tenía que haber dicho antes pero sus fotos no me acaban de gustar porque no le veo a él en ellas. Me dice que claro, es un reportaje sobre Venecia y es sólo un reportaje. Además ha seleccionado las fotos más comerciales para venderlas, a 200€ c/u, buen precio. Tiene razón, pero yo también. Estamos en la fiesta con Bea y Santi, un amigo suyo que al fin se decidió a venir.
Durante los San Fermines de no sé qué año toda la peña entrando en el ruedo, la arena levantándose bajo la masa informe de borrachos o medio borrachos o sobrios incluso. Los toros detrás. En medio de la plaza una figura oscura, inmaculada, toda de negro, con el indispensable pañuelo rojo al cuello doblado por la mitad y la faja colgándole de la cintura. Pietro, of course.
