Anarcosindicalista blog que revierte en sumidero de églogas entre el 15/11/2005 y el 21/02/2006 desde el piso C3.2 de la rue de constitution, 1030 BRUXELLES.

viernes, febrero 03, 2006

Aluminizado



He llegado a casa destrozado de nada; me empiezo a aburrir hasta de mí mismo.


Al recostarme en la cama escuché un ruido metálico como el de una chapa dentro de una lata vacía. Era mi cabeza. Mi cerebro, que espera impaciente el momento de abrir los botes de cerveza que tengo en la nevera para reducir su masa, tampoco tiene ganas de nada entre el frío y el tedio, aparte de que es un vago redimido. Algo se ha debido soltar aquí dentro.


Voy a abrirme una Coca-Cola para celebrar el hecho de que la tengo, pues ayer fui a comprar unos cigarrillos y tratando de contenerme me compré la lata -aparte tenía frío la garganta congelada los dedos escarchados los pulmones cansados las uñas nevadas la mirada perdida-. Al llegar a casa comprendí que lo que tocaba era un "matesito". Mi garganta mis dedos mis pulmones mis uñas me lo agradecieron; mi mirada seguía perdida, no sé qué coño está mirando. Con la mirada perdida en algún punto del horizonte cuesta más hacer cualquier cosa que implique cierta motivación interna, así como mantener conversaciones / hablar / fotografiar / planear / ver y sentir en definitiva. Por desgracia para vosotros, escribir no cuesta nada.


Me lo imagino como una pelotita de goma rebotando contra la pared de una habitación cerrada en una red infinita de líneas imaginarias, mi cerebro convertido en chapa golpea las paredes de mi cabeza metálica definitivamente vacía sin vistas de que la inercia del movimiento uniformemente acelerado se tome un descanso, como una lata vacía con una chapa dentro en las manos de un niño pequeño que acaba de descubrir que no sólo la música produce ruido. Alguien se ha bebido hasta el último sorbo y ahora sólo queda la babilla que poco a poco va oxidando las alumínicas paredes.


Necesito salir hoy, y mañana ya veremos, es que no puedo esperar a volver a Madrid para echar mi cerebro a la basura y reciclarme, quizá en una montaña de latas sucias pueda encontrar un motivo común que cese la inercia y abra la puerta de la habitación para que la pelotita de goma, tan graciosilla ella, salga de una puta vez disparada hacia el infinito y no la vuelva a ver jamás a la muy zorra. Al menos siquiera entornarla un poco....


Definitivamente ahora mismito cuando termine de escribir esto voy a abrir esa puerta armado con la bolsa de cervezas cortesía de Enrique, paso de esperar más.