Anarcosindicalista blog que revierte en sumidero de églogas entre el 15/11/2005 y el 21/02/2006 desde el piso C3.2 de la rue de constitution, 1030 BRUXELLES.

miércoles, enero 25, 2006

Una ruina majestuosa.

a Sir O. W.


"Ahora quisiera hablaros de lo que ví hace no mucho..."

"¡Seguro! Encantados estaremos d'escucharle"

"Pues bien, poco tiempo ha que tuve un extraño sueño. En él, los edificios abandonados eran mansiones majestuosas donde se celebraban grandes fiestas. Toda la alta sociedad se reunía allí para tratar de grandes temas y manejar la nación. Eran todas hermosas, a pesar de estar totalmente destrozadas, pero una sobresalía de entre todas las demás. Escombrada hasta lo inaudito, casi sin techo, se erguía sobre una llanura empantanada y una música horrenda y brutal salía como un vómito incontenible de ella.

"¡Espléndida!"- decían unos.
"¡Excelente!"- replicaban otros.
"¡Brillante!"- argumentaban aquéllos.
"¡Majestuosa!"- convenían finalmente de manera unánime.

Y la majestuosa ruina andante (porque realmente "andaba", pues tal era el volúmen de la música que parecía a punto de desplomarse en cada "bum") atraía a las masas por doquier. Una vez llegué a la puerta estaba solo, igual se han perdido por el camino, me dije. Entré decidido.

Y lo que había dentro era espantoso pero erigido como templo de la ruina, era hermoso. Y no habré de deciros la cantidad de enfermos mentales y degenerados que allí había, mas movido por una extraña ternura y desconocida admiración, a mis ojos eran aristócratas de sangre de cielo. Jamás osaría yo deciros que pisaba un suelo de rosas, de tal modo la ciénaga la anegaba, mas era imposible no pensar que bajo mis pies se alfombraban baldosas de mármol blanco.

Dentro podías encontrar un orador tartamudo, un guitarrista manco, un músico sordo, un pintor sin pincel, una cineasta sin cámara, un follador sin polla. Y todos eran grandes en su género pues todo el mundo aplaudía la inmunda música tocada por el pianista sordo, escuchaban atentos al orador tartamudo y en corrillos discutían sobre su elocuencia y fluidez de palabra; un grupo de adoradores admiraba el valor y el honor, el color y el dibujo del pintor que incansable se dedicaba a manchar las paredes de barro y escupir y cagar en su obra, la cineasta lo filmaba todo con sus propios ojos sujetando una cámara imaginaria con una mano y con la otra girando la bovina: a su lado se amontonaban toneladas de película velada; todas las mujeres se agolpaban alrededor del semental, saliendo todas satisfechas de una penetración imaginaria y comentando el maravilloso orgasmo, pues el semental excitaba tanto la atención de las mujeres que muchas se corrían antes siquiera de verle; mientras un DJ nos conducía al Infierno acústico: encerrado en un pequeño cuartucho y aislado por sus cascos enormes, bailaba como un descosido mirando a la gente a su alrededor volverse loca. Pero el cable estaba mal colocado y un ruido abominable reventaba tímpanos por doquier; al técnico de sonido se la sudaba, se había ocupado de que todos los altavoces acoplaran produciendo un silbido horrendo y sentado sobre la mesa de mezclas admiraba su obra de arte con sendos tapones en los oídos. Un hombre de ancho bigote embutido en un frac se acercó al supuesto arquitecto felicitándole encarecidamente por su excelente trabajo, en concreto por la enorme y maravillosa cúpula inexistente, pues tan nefasta era la planificación del edificio que el jefe de obra se había negado a hacerla. El arquitecto miraba un hueco grande en el techo a través del cual veía la luna brillar, un par de estrellas, una nube y una viga a punto de desmoronarse "gracias, siempre es agradable que se valore el talento de uno". Y un ídolo idolatrado se erguía orgulloso sobre su altar imaginario, y todos admiraban su modestia, de la que él se vanagloriaba.

Al salir encontré por casualidad al hombre del frac en el Metro; le pregunté si estaba de acuerdo con alguna de las propuestas del orador, cuál era su opinión al respecto del arte del pintor y si había visto la última película de la cineasta. Se descojonó de mí: el orador difícilmente dijo más de dos frases en toda la noche (porque no sé si lo he dicho pero era de noche), el pintor era un necio y la cineasta una inútil, además él tenía más polla que el semental ese y podía haber dado más placer a esas furcias mentirosas y falsas. Y me dejó porque selescapaba el tren.

Y eso es todo..."
"...."
"Pos fueno..."
"Pos fale..."
"Pos malegro..."

"Yo al principio pensaba igual que vosotros, pero ¿no creéis que sería hermoso el mundo si esa casa existiera?"

"No"
"No, no lo creo"
"No, sería una pocilga fuente de numerosas enfermedades infecciosas, la mayoría incurables"

Yo al principio pensaba igual que ellos. Quise seguir discutiendo pero al final me tuve que ir porque semescapaba el tren.